Hay días en que me duele ser yo mismo; días en los que dudo de lo que creo que soy. Hay días en los que los soportes de mi vida se ven falsos; días, en los que no siento el sol en la cara y me inundan los miedos, las dudas y vuelvo a sentirme culpable, aunque ya no sé por qué.
Muchos días hace que no los sentía, que no congelaban con sus fluidos pútridos e indolentes mi espina dorsal con ese escalofrío que pone en vilo mi existencia; fui tan torpe al pensar que de una vez por todas los había derrotado con mis ridículas armas, construidas a base de honestidad, compromiso y amor.
Ellos siguen vivos, invisibles, miserables, injustos, egoístas, aunque hoy creo que en realidad nunca se fueron, sólo estaban agazapados tras un disfraz que yo compraba día a día como la realidad sublime del perdón; no me culpo ni me arrepiento, a algo se tiene uno que aferrar para vivir cuando se es siempre el apestado.
Creo que me estoy haciendo viejo; antes, mi instinto podía presentirlos y me alertaba sobre sus felonías; hoy no los vi venir y me han vuelto a embestir el alma.
Ellos siguen vivos, pero no pienso enfrentarlos más. Creo que me estoy haciendo viejo y ya no tengo ganas de luchar por algo que quizá perdí hace muchos años.
Hay días en que me duele ser yo mismo.
Cuando no se los resiste, desaparecen por sí solos. No es vejez, es crecimiento.
Saludos!
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